lunes, 23 de abril de 2012

La última vez

¿Cuándo fue la última vez que te preguntaste? No buscando una respuesta ni encontrando una certeza, sino la última vez que te escapaste de lo cotidiano y te detuviste. No por cansancio ni por desidia, sino porque sí. ¿Cuándo fue la última vez que te detuviste y dejaste que todo a tu alrededor flotara? Como quien se anima a desconectar las cosas, a quitarles su carácter de utilidad, a sacarlas de la lógica del cálculo. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo que no sirviera para nada? Para nada ni para nadie, ya que las servidumbres se presentan de formas muy misteriosas. Algo que no fuese pensado desde la ganancia, el interés o el egoísmo. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo porque sí? No porque te convenía o porque lo necesitabas, o incluso porque lo querías; sino porque sí. O al revés: ¿cuándo fue la última vez que la casualidad hizo con vos algo? No algo productivo, ni profundo, ni siquiera algo en sentido estricto. ¿Cuándo fue la última vez que le diste un abrazo a alguien? No a tus seres queridos ni a personas conocidas, sino a “alguien”, no importa a quien. ¿Cuándo fue la última vez que diste? No importa qué. Un regalo no vale por lo que es, sino que vale en tanto regalo. Un regalo no vale. Un regalo no es. Se da y no vuelve. ¿Cuándo fue la última vez que te abriste? ¿O que no te cerraste? ¿O que demoliste tus puertas? ¿O que dejaste entrar al indigente? ¿O que ese otro irrumpió en vos y te llevó puesto? ¿Cuándo fue la última vez que recordaste? No cuando vence la factura de gas o la fecha del examen, sino que te recordaste como una trama, como una huella, como parte del relato en el que te ves inmerso, como el deseo de querer seguir narrándote. ¿Cuándo fue la última vez que lloraste? Simplemente lloraste. De alegría, de tristeza, da igual. Llorar, como quien expresa en ese acto primitivo la existencia viva; como quien solicita, pide, ruega, pero no reclama, ni exige, ni cree merecer.¿Cuándo fue la última vez que te perdiste? No en esta calle o en este trabajo o con este proyecto compartido. Perderse, dejándose llevar por ese acontecimiento imprevisible, dejándolo ser. El mundo está repleto de carteles y señales. El mundo está lleno de héroes que te proponen un formato industrial del ser uno mismo y una carrera exitosa basada en el afianzamiento de lo que sos. No importa qué sos, sino abroquelarte en lo tuyo, o en los tuyos, y sobre todo erigir los muros que hacen del otro y de lo otro algo invisible. Por eso perderse, como quien pasea sin rumbo, o habla con una tortuga, o le pide perdón a un helado por comérselo. Como quien se baja del colectivo para caminar por esas calles extrañas, como quien encuentra una mirada que lo devuelve para adentro y cae en el abismo. ¿Cuándo fue la última vez que tuviste miedo? No por lo que te pudiera pasar, sino por pensar que tal vez nunca no te pasara nada. ¿Cuándo fue la última vez que preferiste la nada al ser, un olor a un concepto, un insomnio a un ansiolítico, un árbol viejo a un ascensor? ¿Cuándo fue la última vez que te traicionaste, que te animaste, que transgrediste, que te lanzaste, que tuviste un sueño, que creíste, que descreíste, que te arrepentiste, que te afirmaste, que te cuestionaste, que soltaste lo propio y te abriste a la pregunta? ¿Cuándo fue la última vez que te preguntaste?

26 comentarios:

  1. maravilloso Darío, cuántos interrogantes por hacerme, cuánto deseo de fluir, dejarse llevar... me emocioné y mucho leyendo estas líneas... gracias, como siempre, por llevarme a esos lugares recónditos del alma que a veces da miedo visitar; gracias, como siempre, por esa pregunta incómoda que es la filosofía que nos saca de nuestro lugar y nos lleva a donde sea que nos lleve.

    ResponderEliminar
  2. es fabuloso. Recién recién lo ví en canal encuentro. me emocionó hasta las lagrimas!! será que ando sensible? gracias por estas hermosas líneas. exitos! Karina

    ResponderEliminar
  3. Muy lindo relato, pero la parte más linda y sorprendente para mi, fue darme cuenta, de que podía dar cuenta de muchos de esos momentos en mi vida, y no los tuve en cuenta como algo trascendente. No se si se plantea como un ideal o como un sacudir el polvo, pero me hizo feliz darme cuenta de que mi vida puede responder un día y hora a cada pregunta.
    Saludos cordiales! y muchos éxitos!

    ResponderEliminar
  4. Preguntas, son fabulosas por la variedad de las respuestas.
    Saludoo!

    ResponderEliminar
  5. Es fascinante encontrar en la interrogación respuestas. Preguntarse a sí mismo, hablar con nuestro interlocutor llena, aunque sea por un instante, ese vacío desprendido por eso que algunos llaman Posmodernidad. Repensarnos,observar el interior de los propios actos renueva nuestro estado, nuestra existencia. Rompe con la rutina, la cotidianeidad y sobre todo con la vacuidad que surge de la propia ignorancia.
    Un abrazo grande.
    Continuamos leyéndonos!!

    ResponderEliminar
  6. Es fascinante encontrar en la interrogación respuestas. Preguntarse a sí mismo, hablar con nuestro interlocutor llena, aunque sea por un instante, ese vacío desprendido por eso que algunos llaman Posmodernidad. Repensarnos,observar el interior de los propios actos renueva nuestro estado, nuestra existencia. Rompe con la rutina, la cotidianeidad y sobre todo con la vacuidad que surge de la propia ignorancia.
    Un abrazo grande.
    Continuamos leyéndonos!!
    Walter Aguilar

    ResponderEliminar
  7. Preciosa invitación a la pasión, a la inquietud... Abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Muchas gracias por tus palabras;sinceramente a veces me siento la peor de todas;siento que fallo porque socialmente o moralmente estoy equivocada.Me cuesta perdonarme.Pero el echo de saber que solo se trata de la falta de reflexion y de autoperdon,me levanta el animo.Creo que se trata de hurgar mi ser a traves de este tipo de preguntas,me emosiono mucho.Gracias!!

    ResponderEliminar
  9. bello, emocionante, esa incomodidad que nos generan estas preguntas hacen que mantengamos vivo nuestro deseo mas profundo de desafiar(nos) de encontrarnos, de revolucionar (nos). simplemente gracias

    ResponderEliminar
  10. gracias por despertarme de muchas cosas y animarme a responder a mis impulsos

    ResponderEliminar
  11. a la final no somo' nadiessss Darío, cuchame... y menos todo' estos goma' que no se sabe bien de qué la trasssspiran.... Comentan como si fueras Narosky....

    ResponderEliminar
  12. Impresionante Darío!! Nietzsche se conmueve desde la tumba!!

    ResponderEliminar
  13. Me ha gustado mucho. Gracias por compartirlo. Saludos

    ResponderEliminar
  14. Es uno de los textos más bellos que leí en mi vida!

    ResponderEliminar
  15. sin jactancia, ni esperar felicitaciones por ello, y celebrando esta potente provocación, tres, cuatro o cinco de esos cuando fué? calculo que hace unos años, meses, semanas, o quizás ayer, hoy y probablemente mañana lo hicimos, lo hacemos y lo haremos. El riesgo de poner el cuerpo y la palabra, como ahora mismo, puede sentirse heróico, circunstancial, necesario o absurdo pero vale la pena....salud Darío!

    ResponderEliminar
  16. dejarse ser, salir del cotidiano hacer, para ser lo que escondimos vaya a saber cuando, porque y en que momento nos perdimos en la inmensidad del caos y no salimos.....bellísimas palabras ,Darío!!!!

    ResponderEliminar
  17. La última vez fue cuando te escuché. Si pudieras ver la transformación que se produce en mi interior cada vez que das tu parecer filosófico. Creo que me enamoré. Abrazo.

    ResponderEliminar
  18. gostei tanto que acabo de compartilhar o vídeo do Página 12 em meu facebook.

    ResponderEliminar
  19. XD
























    (Inserte meme con la palabra XD abajo)

    ResponderEliminar
  20. Leyéndolo en 2021, luego de un cierre de año escolar. Los profes lo llevaron para interrogarnos, que texto tan profundo.. cuánto deja pensando! Gracias !!

    ResponderEliminar