viernes, 27 de enero de 2017

La muerte, tecnología y cementerios

El vínculo del ser humano con la muerte es ontológico. Esto significa que no es algo exterior, algo de lo que podríamos prescindir y seguir siendo humanos. La muerte nos constituye. La estructura de nuestra existencia está dispuesta por el hecho ineluctable de la finitud, y que para colmo responde a un promedio medio de ciclo cumplido: nadie sabe exactamente cuándo va a morir, pero sabemos más o menos en qué tiempo. O como sostiene Heidegger, nuestra propia muerte es a la vez inminente (podríamos morirnos ya, ahora) y sin embargo cuando la pensamos, la concebimos siempre demasiado lejana (siempre creemos que falta mucho para morirse). O cómo se pregunta provocativamente Derrida, “¿es posible mi muerte?”, ya que en realidad, justo al morir todo deja de ser posible…
Lo extraño es que sabiendo que nacemos para morir, sin embargo no hacemos otra cosa que intentar trascender este hecho. Y sin embargo, hay una incomodidad de base, un sinsentido originario que tiñe todos nuestros actos: hagamos lo que hagamos igual nos vamos a morir y por eso huimos hacia la cotidianeidad para olvidar y sosegarnos. Tal vez gran parte de la cultura humana se explique en esta ambigüedad: así como buscamos negar la muerte, también buscamos sobrepasarnos a nosotros mismos.
Unamuno sostiene que la angustia primaria del ser humano se produce por la tensión entre una razón que por un lado entiende que la vida es finita y por otro lado el deseo de que la misma continúe infinitamente. Y ese deseo se ha vuelto motor del desarrollo de todos los intentos por exceder nuestros propios límites. Así, cada novedad tecnológica, cada transformación simbólica, cada revolución axiológica, cada nueva narrativa sobre el sentido de la vida, ¿no aspiran en última instancia a la inmortalidad?
Ahora bien, no es lo mismo la muerte, que siempre es de otro, que el propio morir, algo imposible de tener experiencia. Los cementerios y sus rituales son un modo de vincularnos con la muerte del otro, que es la única experiencia posible a tener con la muerte. En todo caso, uno supone que también va a ser enterrado, honrado y recordado (u olvidado). Los cementerios nos recuerdan tanto nuestra proveniencia como nuestro destino, y por eso generan la misma sensación ambigua de respeto y angustia.
Pero también los cementerios son hijos de su tiempo. La tecnología posibilita hoy convivir con imágenes y voces, que hacen de la experiencia de la ausencia una presencia. Es interesante analizar el impacto de omnipresencia de la muerte y la reconversión tanto del duelo como de la función activa de una memoria que ya no imagina sino reproduce. En realidad, en línea con el direccionamiento tecnológico futuro, tanto la robótica como la clonación irán modificando de raíz no solo nuestra relación con la muerte del otro sino con nuestro propio morir. Hasta que algún día se resuelva definitivamente la cuestión de la muerte: seguro que algún día dejaremos de morir, pero en ese mismo acto, dejaremos de ser humanos. Y mutaremos. Una vez más…

Texto publicado en el diario Clarín en Enero del 2017

16 comentarios:

  1. pregunta ubicada acá por no saber otro lugar. hay filosofAs? hay varias clases y charlas sobre filosofos: Marx, Spinosa, etc. pero filosofAs?

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  2. Hola Darío, en relación a esta publicación, ¿podrías hablar de transhumanismo y de tu opinión acerca de la posibilidad de ser inmortales? Siempre me pareció ineteresante lo de "dame la inmortalidad y yo veo que hago". Saludos.

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  3. Coincido totalmente en la apreciación establecida en su texto.Jean Baudrillard en "La ilusión vital" plantea (en relación a esto) una mirada incierta sobre el futuro de la humanidad,la posibilidad, debido a los enormes esfuerzos tecnológicos y científicos de lograr la inmortalidad;según dicho autor "involucionar".
    En mi opinión,en cuanto a la humanidad, existen concretamente otras cuestiones que atentan contra la esencia ontológica de la humanidad, como la negación a cada ser, de "ser más". Me refiero al establecimiento de modelos pedagógicos y al esfuerzo incansable por "construir" subjetidades que niegen de forma alienante la posibilidad de desnaturalizar, de problematizar las situaciones y/o condiciones injustas y sólo reconocen como único camino posible la adaptación de los sujetos en el mundo.
    Gracias y saludos!!!

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  4. Hola dario, Profes y Alumnos del Instituto 31 de Necochea estamos buscando un contacto con vos. tenes alguna casilla? gracias.

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    1. Darío soy Cristina, me interesa tu docencia, te escribí, ojalá puedas responder.

      Saludos

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  6. Cuando la muerte toca cerca muchas veces , uno comienza a perder el miedo del propio morir.

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  7. Excelente. Algo que ronda por mi cabeza hace un tiempo es: las redes sociales y la necesidad de trascendencia del ser humano por medio de ellas" como así también el falso concepto de dinamismo social que se pregona desde la comodidad de la compu, celular, tablet. Se hace, pero no se hace nada...

    saludos!

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  8. Darío, hace poquísimo te descubrí. Te vi en los afiches del subte pero no les presté mayor atención. Estoy siguiéndote en youtube y ahora tuve la grata sorpresa de leer tu artículo sobre la muerte, aquí en tu blog. Sencillamente genial y no podés ocultar la influencia de Heidegger. Dicho sea de paso,-yo no soy quién para opinar sobre nada- pero la objetividad con que trataste en Rizoma a Heidegger. Lo mismo, en una entrevista con el barbudo rosarino que parece el hombre lobo y no recuerdo su nombre cuando hablas del concepto de alumno y la función del docente. Genial!

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  9. No te parece mejor que nos constituya la vida, el si sentido? Y si alguien tiene la capacidad de decidir sobre su cuerpo que lo haga. No podemos entender la situación de cada individuo pero si quizá conocer por qué se toman esas decisiones.

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  10. Para entender el porque del morir, debemos recordar a Charlie Darwin y su decodificacion del mecanismo evolutivo,Darwin observó que al nacer con pequeñas variaciones genética en un conjunto sobreviviran los más aptos para las exigencias circunstanciales de su medioambiente, así funciona la evolución genética para todos los seres vivientes, independiente de la consciencia, luego para el ser consciente la muerte le marca pauta llamada cotidaneidad y es aquí donde se da la otra evolución, la del intelecto, causada por el mismo imperante "la muerte".

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  11. No encuentro reflexión en esto. Me parece un poco ilógico.

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  12. Cuando se te muere un hijo, la muerte te mira de frente y ve que ya no le temes... Así de horrible es perder un hijo... ves tu propia muerte... perder un hijo es morir y tener la obligación de seguir viviendo.

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