Fiel a qué. Fiel
al qué. Al qué que nunca es algo porque si fuera algo ya no sería un qué. Fiel a un qué que no es algo porque si fuera algo ya no habría un acto de fe.
El qué no es nada. La fe es fe en la
nada. Siempre se es fiel a la nada porque si se fuese fiel a algo, a cualquier
cosa, entonces ya no sería fe sino intercambio. Si hay fe, no hay intercambio.
Si hay intercambio, hay acuerdos, contratos, pactos, estrategias, cálculos,
pero nunca fe. Ser fiel es tener fe, pero la fe no se tiene. No se tiene porque
si se la tuviera, sería algo. Y si fuera algo, no habría fe sino intercambio.
Si hay intercambio, no hay entrega sino ganancia. Pero con la fe no se gana. Si
hay ganancia, hay expansión, crecimiento, engordamiento, ampliación, pero no
fe. La fe es un acto de retracción, de retirada, de apertura. No hay razones
para ser fiel. Si hubiera razones, ya no sería fidelidad sino orden. Ser fiel
es romper todo orden. Es un acto de subversión. Es un acto de locura. No hay
razones ni lógica ni conveniencia. La fidelidad irrumpe a pesar de las razones,
de la lógica, de la conveniencia. Irrumpe. No se la busca ni se la consigue ni
se la encuentra. No se entiende por qué, pero irrumpe. Adviene. Va en contra.
En mi contra. Cuando todo indica que por allí no se llega a ningún lado, no se
llega, ni siquiera se parte: allí se es fiel. Fiel a un otro. Siempre a un otro
que nunca es un qué, ni un algo, ni un alguien. En realidad no importa porque
la fe no es nada sino esa apertura que permite que el otro sea. Incluso cuando
se es fiel a uno mismo, ese uno mismo ya es un otro. Un otro que me disuelve,
que me saca de mí mismo, que me desapropia. Si soy fiel al otro que me afirma
en lo que soy, no soy fiel a un otro sino a mí mismo. O al otro que constituyo
desde mi mismidad para seguir perseverando en lo que soy. Pero cuando hay fe; o
sea, cuando la fe hay, cuando se da,
cuando adviene, la única forma en que la perseverancia se expresa es en la
forma del retiro. Retirarse para que el otro sea. Ser fiel. No te soy fiel por
vos, ni por mí, ni por nosotros. Te soy fiel porque sí, por el qué, por la
pregunta que no cierra, por el abismo en el que todo cae. Te soy fiel porque no
creo, o porque creo más allá de la creencia: creo en lo que trasciende todo
sistema de creencia. Te soy fiel porque no hay sentido, porque no hay promesa,
porque no hay mejora. Te soy fiel porque al final no hay final y mientras
caemos tu voz, tu manifiesto, tus muertos, me miman. La fidelidad es un exceso
de amor, pero el amor no existe. Como no existe nada en la forma de aquello que
con su presencia nos enclava en nuestro ser. Ser fiel es amar más allá del
amor. Por eso, te soy fiel. No me soy fiel, sino que te soy fiel. Soy fiel al
te, que es siempre un qué, o sea, nada. O sea, menos que un algo. O sea, lo que
abre. Lo que me abre. Y si me abre, ya no hay me. La fe destruya, aniquila,
resquebraja toda posibilidad. No se la puede sostener todo el tiempo. Hay que
olvidarla un poco. O mucho. Tal vez no son más que apariciones que definen un
estado, una línea, un recorrido sin sentido. Ser fiel abruma, nos hace
implotar. Es una forma de suicidio. Mata y muere. No se soporta. Por eso es a
goteo, aunque cada gota resuene eternamente. Es el único sentido posible porque
es imposible. Es que si la fe fuese algo, ya no sería fe sino cálculo. Y cuando
el cálculo se reviste de fe y toma su nombre, nos creemos fieles y no hacemos
más que reproducir esa misma lógica que en su imposibilidad da origen a la fe.
Te soy fiel no porque vos me sos fiel. No espero nada tuyo y menos tu fe que si
me la dieras, ya no sería fe sino algo. La fidelidad no es un negocio. Ni
siquiera un mal negocio. La fidelidad no tiene que ver con la ética, otro de
los nombres de la economía. No hay economía en la fidelidad. Va siempre a
pérdida. Va siempre en contra. Por eso la fidelidad es un acto de barbarie, un
acto previo a cualquier determinación, un acto que nunca es acto sino devenir.
La fidelidad circula, se presta, se regala. Es un regalo que no vuelve. Un
regalo que desapropia. Un regalo que no hago por vos ni por mí, sino por lo que
nos excede que nunca es tampoco ni un gran yo ni un gran otro. La fidelidad
nunca es grande. Nos excede tanto que su exceso la vuelve ínfima. Es lo mínimo.
Es silenciosa. Nunca es puesta en la palabra porque a palabra supone un ida y
vuelta. Pero no hay vuelta en la fe porque no es para nadie y menos para un
alguien que la recibe. No se recibe la fe. No se pretende fidelidad. Solo nos
llega. Casi sin espera. Casi imprevisible. Casi. Ser fiel es ese casi. Ese
toque que nunca se produce, pero se percibe. Como se perciben los fantasmas. La
fidelidad es cosa de fantasmas, de esas zonas imprecisas entre lo vivo y lo
muerto. Ser fiel es un acto que excede la vida con sus posibilidades porque
rompe toda lógica de la existencia. Por eso te soy fiel siempre y más ahora que
ya no soy.
Para Revista Turba
http://www.revistaturba.com.ar/
Gracias Dario. A veces andamos cargando preguntas y las respuestas aparecen desde los lugares más insólitos. Hoy, yo te creo.
ResponderEliminarabrazos!
EliminarInteresante, profundo, bien filosófico
ResponderEliminarMuy bueno!
abrazos! gracias
EliminarHola! me encantan tus artículos, pero particularmente este, quizás por lo enroscado del tema, no me cerró.
ResponderEliminarQuizás por lo de romper con la lógica de la existencia, pienso q justamente forma parte de esa lógica arbitraria, impuesta...
Nada, granito de arena en este enorme mar. Besos!
tremendo! un gran abrazo!
Eliminarcuando se es fiel a uno mismo, ese uno mismo ya es un otro. Un otro que me disuelve, que me saca de mí mismo
ResponderEliminarque me desapropia. Si soy fiel al otro que me afirma en lo que soy, no soy fiel a un otro sino a mí mismo. O al otro que constituyo desde mi mismidad para seguir perseverando en lo que soy.
Me quedo con esto, que me quedo haciendo ruido, que me sigue resonando que me mato, me matas mal Dario.
gracias! abrazos!
EliminarExcelente reflexión. Tener fe es una forma de sobrevivir y sentirse perseverante ante la vida. Gracias darío
Eliminar...En realidad no importa porque la fe no es nada sino esa apertura que permite que el otro sea...
ResponderEliminarMe quedo con esta frase, sabes porque?porque pienso seriamente que como sujetos sociales que somos ¿cuando comprenderemos esto de una vez por todas? esta ahí no mas en una vuelta de tuerca pero que difícil es ver la tuerca!!!
Gracias Dario hace mucho que te leo, soy docente y uso mucho tus textos en mis clases.Un abrazo enorme!!
que bueno! te dejo un gran abrazo!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarIncreíble!! nose podría esperar menos :), aprovecho y también me encanto "La ultima vez", gracias Dario!
ResponderEliminarHermoso ... Una atea con fe .
ResponderEliminarSoy fe ..soy fiel ...una rebelde ....que bueno leerte dario cuando se pierde el sentido caes y le das forma.. Sin pacto ni comercio ni estrategia... Sencillo hermoso y en el momento que.mas lo necesito
que bueno! abrazos!
Eliminardefinitivamente, hace bien leerte. Aun-qué. Gracias
ResponderEliminargracias!!!! abrazos!
EliminarHola Darío, gracias por tú punto de vista que permite desacartonar, cuestionar y sacar los miedos a preguntarnos. Muchas veces me pregunto de donde salen estos legados sociales, por los cuales se nos juzga. Abrazo
ResponderEliminarMientras leía, pensaba: Qué bello encontrarse en expresiones de ideas que se tienen (y más que tener nos tienen), entre las que se divaga, plasmadas en algo más que el divagar. A su vez, qué angustia no poder ser uno quien encuentre las palabras, las formas de la creación y la obra. A veces nos acercamos y creemos llegar, pero nunca llegamos. Ojo, el otro tampoco, pero eso desde afuera no se ve. Uno cree que el otro lo logró. Y al mismo tiempo, esta tragedia eterna del nunca llegar, es el motor de la búsqueda. Ese no-llegar-nunca, nos permite el embarcar continuo y precioso. La dicha de encontrar por un ratito un puerto donde descansar... Nos excede, qué tragedia vital la fe...
ResponderEliminarGracias, Prof. Darío! Siempre entendí la "fe" como un acto secundario a la creencia de algún Dios (sabes, eso que nos mueve la "inconsciencia", pero nos hace sentir una certeza incierta: un algún día quizá suceda algo que cambie mi vida. Esa especie de fe); pero ya veo que la fe es algo -dependiente- que existe entre nosotros a partir de ese dejar de existir para ser lo que la 'fe' nos transforma. No hay nada entre Dios y la fe, o al menos en el plano real, en el plano de ser dejando de ser lo que la sociedad, la familia...nos ha querido convertir. Gracias de nuevo y saludos desde Venezuela.
ResponderEliminarAli. G.
Dario deseo entablar un dialogo sobre algunos temas filosofico por via email.
ResponderEliminarel mio es el siguiente: jorjua1@hotmail.com
Felicito por tus reflexiones y el programa que tienes en Encuentro.
Darío te escribo por este medio para humildemente hacerte una invitacion.
ResponderEliminarSoy Nacho y formo parte del Centro Cultural Casa del Pueblo, en Villa del Parque, Capital Federal. Tenemos la intención de realzar charla/clases magistrales a lo largo del año, y la verdad que nos guataría mucho que puedas participar.
Te dejo mi correo ignaciojbj@gmail.com y el blog del lugar para que lo conozcas www.casadelpueblo.blogspot.com.ar.
Un abrazo y aguante la filosofía.
querido, escribime a filosofia.dario@gmail.com
EliminarQue buen texto profe! Mucho mejor que los de ICSE ;) jaja
ResponderEliminarinalcanzable no?....ser fiel y el acto de fe...no los habia pensado juntos..pero esa fidelidad cambia con el obejto de la fe...Yo creo necesitamos un objjeto de fe, me encantaria que asi no fuera...Me gustaria pensar que esa fe es una apertura, un contacto con algo mas alla de la vida, pero entonces porque todos los cultos de Fe necesitaorn imagenes, simbolos, mitos, etc... Hubiera sido mas simple....no? Quiza porque somos hombres, quiza porque necesitamosese Qué, ese Te...Ese yo.....esa vida.
ResponderEliminar"La fidelidad no tiene que ver con la ética, otro de los nombres de la economía." Sos un gran pensador, y que bello es poder pensar, ir un poco más lejos que el resto para ver que hay del otro lado. Te admiro muchisimo y te sigo silenciosa, aunque ávidamente. Abrazos desde Misiones Darío y Felices Fiestas!
ResponderEliminarDario sos lo más
ResponderEliminarMe volas el bocho